jueves, 13 de noviembre de 2008

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En medio de todo ello estaba el concierto, y una gala benéfica que habría en mi instituto el día después del concierto, donde cantaría nada más y nada menos que Adam. Me ponía los pelos de punta solo pensarlo. El día del concierto, fuimos todas a hacer cola seis horas antes de que empezara. Allí merendamos y cenamos, entre vallas de hierro que separaban una fila de otra, sentadas con un kilo de ropa encima al estar en pleno diciembre. Jugamos a las cartas, nos hicimos fotos y procuramos tranquilizarnos las unas a las otras.

El concierto empezó, corrimos escaleras abajo entre risas y resbalones de mis amigas.
- ¡Miriam cuidado! ¿A quién se le ocurre venir con tacones a un
concierto?- dije entre risas nerviosas mientras corría.
Estábamos en primera fila, muy cerca del escenario. Salieron los componentes del grupo y todo el mundo chillaba en medio de saltos. La música sonó, canción tras canción iba perdiendo la voz por cantar gritando, las piernas no las sentía de tanto saltar, pero estaba siendo una experiencia espectacular que no quería que acabase.
Salimos del concierto a la 1 de la madrugada, un río de gente abarrotaba las puertas y los baños, jamás había tenido tanta gente a mi alrededor. De camino a mi casa íbamos comentando el concierto, Miriam había conseguido coger una de las toallas que habían tirado los del grupo, menuda suerte tiene la tía...

En mi casa tomé un nescafé calentito, no me sentía la garganta, estaba con la adrenalina por las nubes. Creía que no dormiría en toda la noche, pero nada más tumbarme en la cama caí rendida de puro agotamiento, había estado saltando hasta dolerme todo el cuerpo, así que era lógico estar tan cansada. No sabía cuándo, ni cómo ni con quién, pero iría a un concierto que superaría al que acababa de ir.

Al día siguiente solo tenía que ir a la gala benéfica, mi pase era a las doce, así que no tuve problemas por acostarme tarde. Iba muy contenta, pero no estaba preparada para lo que iba a presenciar, nada en el mundo me habría podido preparar, ese momento se me quedará grabado para siempre...
Se abrió el telón del pequeño escenario de mi instituto, Adam estaba justo en medio, todo de negro, con un jersey de cuello vuelto, más pálido que nunca, espectacular. Su voz era una melodía que podía tocar una fibra que no creí que existiese en mí. Cantaba mientras me miraba la mayor parte del tiempo, era cautivador, se me saltaron las lágrimas por mucho que intenté contenerlas. A pesar de llevar más de un mes queriendo que desapareciera, intuía que esto era una despedida, y no podía aguantarlo, el nudo en la garganta me aprisionaba. A pesar de todos los malos momentos por msn y en clase que me hizo pasar, sentía algo por él y me iba a costar que se fuera.

Acabó la gala y salí a dar una vuelta con los amigos, todo el tiempo estuve más seria de lo normal, me sobrepasaba la preocupación, quería que el tiempo se detuviese, no podía seguir avanzando...
- ¡Karen estás en otro mundo! – me soltó María riéndose.
- Que va... En serio... – nadie iba a entenderme, porque la situación y mi actitud en este tema era de locos. ¿Quién querría que se quedara una persona que solo da malos ratos? También es verdad que me hacía sentir algo.
Lo vi de pasar, Adam... El mundo se me vino encima, giró la cabeza y me miró de refilón, iba serio. En el fondo supe en ese momento que no iba a tener más noticias suyas, desaparecería de mi vida como tanto había deseado. Por ese tiempo ya se oían rumores de todo tipo sobre Adam, algunos de lo más dolorosos para mí, pero lo que más me dolió fue la frialdad y facilidad que tuvo para dejarme atrás, fuera de su vida. No era capaz ni de borrarlo del msn.

2 comentarios:

Cintia Profesora dijo...

Como siempre, increible. Y el que se atreva a decir lo contrario, me lo como ¬¬''.
¡Besos ^^!

ichbrauchedich__x dijo...

pues si, increible la verdad.
tengo muchas ganas de ver como sige.

muchos besos :)