miércoles, 12 de noviembre de 2008

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Por las tardes me aburría mortalmente en casa, me metía en chats y sitios por el estilo, era interesante inventarse una identidad y hablar con gente que no sabría jamás quién era yo ni nada, era como u soplo de libertad, de salir de mi vida, que me aprisionaba con mucha fuerza. En uno de estos chats conocí a un chico que creí diferente al resto y al que le di mi msn, se llamaba Juan.
Era el chico más dulce que había conocido hasta el momento, nadie había sido tan atento conmigo, en poco tiempo se convirtió en el centro de gravedad de todo, alrededor de lo que debía girar, era tal el agradecimiento que sentía por él al dar algo de luz a mi vida que no sabía lo que hacer para devolverle el favor.
Sin embargo, tenía un amigo en Barcelona llamado Will al que no le parecía nada bien mi comportamiento. Nos conocíamos desde hacía mucho, hablábamos por msn muy a menudo, me demostraba su profunda preocupación y el mal presentimiento que le daban tanto Juan como Adam. Con respecto a Adam estaba completamente de acuerdo, empezaba a quererlo lejos de mi vida, pero algo me hacía daño al pensar eso.
Comenzaba a estar algo confusa, no sabía cómo me las había apañado, pero en mi vida había tres chicos que conseguían que sintiera cosas muy intensas, diferentes con cada uno. Por Adam una atracción incomprensible, más haya de la razón y el sentido común que me decía que iba hacia el peligro y la perdición, por Juan algo de calidez que no sabía identificar, por Will mucho cariño, seguridad y protección... En cierto modo me gustaba todo esto, pero sabía que no era lo correcto. Aun así los quería cerca de todos, a mi lado, era demasiado egoista para cambiar la situación, como siempre pensé que todo se solucionaría solo, que el destino lo arreglaría todo y sería una muy buena solución. Que equivocada estaba.

Juan estaba cada vez más cariñoso, y Will más insistente, además me lanzaba indirectas sobre sus sentimientos hacia mí. Adam se mantenía al margen en ese aspecto, pero me hacñia sentir su presencia en mi vida de forma contundente y aplastante. La situación empezó a superarme, se me acabaría yendo de las manos por tonta. Quizá si Will no viviera tan lejos, si Adam no tuviera esa aura escalofriante, si Juan no fuera tan dulce... Si prestaba suficiente atención a lo que de verdad sentía, sabía con certeza que de entre todos era Will la opción que más deseaba, que la llevaba deseando desde hacía mucho tiempo, pero que no sería nunca por separarnos tantos kilómetros.

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