miércoles, 12 de noviembre de 2008

...4

Los días pasaban bajo ese manto de inquietud, era ridículo pensar que estaba en peligro, en realidad eso nunca sería así, pero a pesar de eso sentía una ligera angustia que no me dejaba vivir en paz.
En diciembre habría un concierto de un grupo que nos gustaba a varias amigas, como decidimos ir pues quedamos para ir a comprar las entradas. Hacía bastante que no salía con ellas, toda la tarde fueron risas y bromas, estábamos muy emocionadas pensando en lo alucinante que iba a ser.
Antes del concierto estaba el cumpleaños de Mónica, fuimos María, Alejandro, Sergio y Miriam. Parecíamos niños pequeños, nos pusimos a hacer el tonto en el parque infantil, tirándonos por el tobogán, haciéndonos fotos y demás. Supongo que fue por eso por que Adam desapareció de mis pensamientos por un breve espacio de tiempo, me sentía libre de su escalofriante presencia si me comportaba de forma tan infantil, lo opuesto a mi verdadero comportamiento.
Por la noche cenamos en una hamburguesería y luego tuve que volver a casa. A medida que subía los escalones del portal, empecé a sentir el peso de su inconfundible presencia haya donde yo estuviera. Todo eso era muy agotador, imposible de soportar por mucho más tiempo. Comencé a sospechar que Adam no era del todo normal, debía tener algo... Sino era inexplicable todo lo que me estaba haciendo pasar, y precisamente a mi...
En clase el ambiente entre Adam y yo se volvió tenso y pesado, él sabía que algo pasaba, quiza la que jugaba con fuego era yo y me estaba quemando, pero ya no se me permitía retirar la mano. Cada día estaba más serio y siniestro, parecía un loco peligroso o... algo bastante peor...

No hay comentarios: