sábado, 11 de julio de 2009

Articulo periodistico

Ladrones de preservativos al ataque


Han sido vistos por los alrededores de varias farmacias una pareja de lo más peculiar, son llamados por la policía los ladrones folladores compulsivos. Esta pareja se dedica a robar en todas las farmacias, no dinero, sino una cantidad ingente de preservativos, una cantidad poco sana para cualquier pareja. Son muy temidos por todos los farmacéuticos, ya que a pesar de conservar todo el dinero de la caja, la gran cantidad de preservativos que son robados superan el dinero que pudiese haber en cualquier caja.
Con esto se pretende advertir a todos los ciudadanos, no son realmente una amenaza para el resto de la población, solo para la industria de los profilácticos, dichos ladrones están llevando a la quiebra a una empresa cuyo nombre debe permanecer en el anonimato, solo podemos nombrar su inicial “D”.
El blanco más común de esta pareja son cualquier caja salvo los extrafinos, según ellos porque les preocupa que al ser tan finos, ella tenga un disgusto y se acabe su carrera delictiva y a la vez con derecho a quedar en el libro Guinness de los Récord, en toda la historia no se conoce otra pareja que los pueda igualar o hacer sombra.
Se ha abierto un debate entre las diferentes fuerzas de seguridad y el orden, no se tiene claro si la empresa que esta llevando a cabo dicha pareja sea totalmente delictiva más allá del simple robo, sin embargo las empresas publicitarias expresan su opinión sobre las medidas que deben tomarse contra los ladrones, ya que son la mejor campaña publicitaria de profilácticos que se ha visto en mucho tiempo, atraen a todos los medios de comunicación.
Solo tengan cuidado y sigan el ejemplo que dan sobe seguridad sexual.

jueves, 28 de mayo de 2009

...19

Esa noche tuve un sueño, uno tan real…

Me encontraba en un lugar muy extraño, era una casa pero llovía en ciertas partes de ella porque no había techo en toda la casa. Esta casa era bastante antigua, de dos pisos, estaba completamente llena de polvo y con un aura mágica. Había un chico que siempre estaba andando por la casa y estaba empapado, tenía una melena de color miel, de expresión seria. Acabé diciéndole al chico que entrara en una parte de la casa donde no se mojase y él me dijo que tuviera cuidado con el jefe mientras me lo señalaba delante y en un piso superior, explicó que era muy impulsivo pero no entendí el por qué lo dijo. Se me aceleró el corazón aun con haber visto solo la silueta de ese hombre misterioso y que según el otro chico era peligroso.
Comencé a andar por la casa, observando todo con curiosidad el hecho de que solo hubiera techo en ciertas partes de la casa. Acabé empapada, con la camiseta blanca muy pegada al cuerpo y los vaqueros pesando un kilo más. En ese momento apareció el jefe, seguía siendo una silueta por lo oscuro de la habitación pero vi como abría la boca y le relucieron los colmillos, solo pude salir corriendo sin pararme a razonar lo que estaba pasando.
La voz del otro chico sonaba en mi cabeza diciendo que escapara, y si no conseguía huir del jefe ya no podría salir de la casa nunca más. Notaba el vaquero tirar hacia debajo de mi, casi haciéndome tropezar y el suelo estaba muy resbaladizo. Entré en una habitación sin salida, miré hacia todos los lados y encontré un hueco sin techo, aun así estaba demasiado alto para llegar. Le escuchaba llegar, cada vez miraba más frenética en todas direcciones, sintiendo como me iba acorralando, como si lo hubiera tenido todo planeado desde el principio, como si fuera un juego para él. Sus pasos eran seguros y rápidos pero sin llegar a correr, sabiendo que me cogería. Entró en la habitación y el corazón me martilleó en las sienes, sentía mucha presión cuando lo tenía cerca. Corrí desesperada hacia la pared donde arriba estaba el hueco, para mi sorpresa subí la pared. El jefe empezó a sonreír y la persecución tomó otro estilo, ahora corríamos por las paredes, saltando muebles y pasando de una habitación a otra con saltos gigantes, la adrenalina la tenía por los aires.
Me di cuenta en ese momento de que no podría escapar, así que me di la vuelta, sonreí y corrí hacia él todo lo rápido que pude, no sé en lo que estaría pensando ni el motivo por el que lo hacía, pero sentía que a medida que me iba acercando acabaría explotando. Él sonreía cada vez más, me tiré hacia él, cayó al suelo y pasé por encima de él. Casi creí que podría irme, pero al mirar hacia delante ahí estaba, con esos colmillos reluciendo, pero ya no tenía miedo. Entonces dio un paso y la habitación cambió, seguía estando oscura pero ahora había un centro de claridad, dio otro paso y entró dentro de la claridad, pude verle la cara, era él…
El chico del teatro estaba delante de mí, sonriendo burlonamente, de la manera más traviesa que había visto en mi vida, y me atraía demasiado, de una manera casi peligrosa. Iba entero vestido de negro, con una chaqueta de cuero negro que le llegaba hasta las rodillas y una camisa. El misterio lo rodeaba, y el blanco de su piel y el color rojo de sus ojos lo hacían espectacularmente guapo. En lo último que pensé era en el miedo, en mi cabezonería seguía creyendo que podría pasar delante de él y podría irme. El chico sonrío como si supiera lo que iba a hacer, antes de pasar un segundo me tenía cogida de los hombros, apreté los puños y le di un rodillazo con todas las fuerzas que pude reunir en una situación así, pero parecía que no le había hecho nada.
Habló, susurró una simple palabra: ¿Por qué? Era un susurro suave y melodioso que me cortó la respiración. Supe que podría irme, pero antes de dejarme el camino libre me besó, fue solo un roce de un segundo, para luego mirarme con mucha curiosidad. Dijo que era la primera vez que veía a una chica normal, y por los nervios de todo lo que había pasado me dio un ataque de risa. Él tenía el cuerpo ardiendo, más de lo normal, le sorprendió verme reír de esa forma y empezó a reírse conmigo.
Acabamos cenando en una cocina de muebles negros y paredes tan blancas como su piel, el techo de toda la casa era de cristal, se podía ver todo el cielo estrellado. Después nos sentamos en el suelo de una habitación para mirar el cielo, siempre en silencio. Sin darme cuenta le tenía delante, me besó con intensidad, tumbándome en el suelo, sus manos rozaban todo mi cuerpo. Murmuró que estaba empapada mientras me tocaba el pelo y volvía a besarme, sus manos dejaron de rozarme para pasar a tocarme con más fuerza, haciendo que mi ropa se deslizara, y en ese momento, me dio su camisa, diciendo que así no me resfriaría y sentándose de nuevo a mi lado.
Observé como su expresión cambiaba, me llevó a una habitación donde había dos chicas y muchos vestidos. Solo dijo: Tiene que resplandecer, más que el sol. Luego se fue. Ellas me frotaron con miles de jabones y me lavaron el pelo. Me enfundaron en un vestido de estilo muy antiguo, mi piel había cambiado, estaba más suave que la seda y de un color precioso, sin una imperfección, de un rosado suave, los labios de un rojizo natural. Los ojos resplandecían, no parecía yo. El pelo me lo recogieron e hicieron que un par de tirabuzones cayeran por las sienes. El color del vestido era extraño, la tela tenía el color rojo oscuro mezclado con azul. Salí de la habitación, sonaba música y había mucha gente, bajé las escaleras. Había un salón lleno de gente y otro tramo de escaleras. El chico apareció por detrás mientras me susurraba: Sencillamente estas brillante, digna de ser una diosa.
Me cogió del brazo para bajar las escaleras, todos murmuraban a nuestro paso la misma frase: ¿es ella? No entendía de qué hablaban.
Después de eso el chico estaba más hablador, sonreía y gastaba bromas. Me dijo que con ese vestido no podría correr tanto, retándome juguetón. Empecé a correr sin avisar mientras él se reía a carcajadas. Notaba como volaba pero él me seguía los talones, se tiró sobre mí cayendo en una cama. En ese momento me apeteció abrazarlo de manera muy tierna mientras me besaba y hacía que el vestido cayera al suelo, me soltó el pelo. Su cara parecía hasta infantil, ingenua e inocente, como si no supiera bien lo que hacer.
Sus caricias me hacían gemir y…


Me desperté. Justo en el momento más importante del sueño, en el que lo estaba pasando tan bien e iba a pasar algo importante, me desperté. Estuve toda la mañana con un humor de perros, nadie tenía la culpa de haberme despertado en ese momento, pero la rabia me consumía. Quería vivir ese momento, pero más enfadada me tenía la obsesión por el chico del teatro cuando solo lo había visto un rato.

miércoles, 29 de abril de 2009

...18

Tenía un aspecto irreal, desprendía un aura que inundaba todo mi ser, no sabía cómo apartar la mirada. El chico estaba muy serio, se le notaba que no le hacía mucha gracia estar en un sitio así. Hice un esfuerzo y aparté la mirada, cogí mi bolso y salí del palco en busca del salón más apartado de la fiesta, más apartado de él, quería pensar, además tenía la sensación de que él la había visto...
Sentía que un cambio se acercaba a pasos agigantados, corriendo, y lo más extraño, al mirarlo la sensación de soledad y oscuridad desapareció por un momento.
Necesitaba alejarme, estaba agitada, muy nerviosa, se acercaba algo. Estaba en una sala muy alejada de los palcos y la zona de baile, llevaba un libro en el bolso por si la cosa se ponía muy aburrida. No era capaz de concentrarme en una sola palabra, ese chico estaba demasiado cerca, necesitaba hacer que mi corazón fuera más despacio.
Viendo que leer iba a ser imposible, volví a la zona de los palcos y me metí en uno vacío. Cerré bien la puerta y no encendí las luces, la sala estaba muy iluminada, por lo que desde ella no se me podía ver. Paseé la vista por todos los grupitos que había rociados por la sala, pero no le vi, sentía ansiedad, sabía por algún motivo que no debía haberlo perdido de vista. ¿Había sido una alucinación? Apenada dejé de buscar, encontré a mis padres abajo en la pista bailando, sonaba un vals muy lento.
Bajé en busca de algo para comer, nada me apetecía o parecía comestible, pero tenía bastante hambre. Cogí un par de canapés y un vaso de pepsi, me dirigí a la mesa más alejada y escondida de la sala para cenar con toda la intimidad posible. Al poco tiempo sentí una mirada que me recorría, levanté la cabeza y miré a todos lados, si me miraban de verdad no lo sabía, pero si era así debía ser desde un palco a oscuras. Notaba como me observaban con detalle, cada pequeño gesto que hiciese, pero por alguna extraña razón eso no me inquietaba.

Poco más pasó aquella noche, solo comencé a fantasear tontamente con el chico tan misterioso que había perdido de vista.

jueves, 2 de abril de 2009

...17

El día llegó, mi madre no hacía más que quejarse de mi corte de pelo, que impedía hacer cualquier tipo de recogido, solo podía estar suelto, solo sabía decir que para llevar un vestido como el que iba a llevar, no podía llevar el pelo de cualquier manera. Aun así me lo lavé y procuré secarlo lo mejor posible, ya que lo tengo tan liso no quedaba tan mal, parecía que me había pasado las planchas. Mi madre quedó más o menos satisfecha.
Después sacó el vestido, era el vestido más asombroso que había visto jamás, y parecía hecho a mi medida. Era de un tono azul muy oscuro, casi negro, pero el reflejo era de un azul intenso, como decoración tenía pequeñas bolitas plateadas que centelleaban, haciendo parecer al vestido un cielo estrellado.
Según mis padres estaba impresionante, pero todo tiene un precio, acostumbrada a los pantalones anchos y los tenis, el vestido parecía un castigo o algo parecido.
Llegamos al teatro, el aparcamiento estaba abarrotado de coches, esto significaba que un número más que considerable esperaba dentro del teatro, prometía ser una noche complicada, cargada de comentarios de adultos que seguían pensando que soy una niña. Paciencia, solo serán unas pocas horas, solo es la noche de mi cumpleaños.
El lugar era alucinante, de estilo isabelino, gigantesco y precioso. El patio de butacas estaba vacío de ellas, en su lugar había largas mesas con manteles blancos pegadas a las paredes, con comida. En centro vacío se encontraban casi todos los invitados, dispersados en grupos hablando. El escenario vacío se había convertido en una pista de baile, vacía en ese momento y muy iluminada con luces blancas. La platea, los pisos de palcos y el paraíso estaban iluminados por luces muy suaves, por lo que quedaban un poco en penumbra, se observaban algunas siluetas con copas en la mano.
Mis padres fueron directamente hacia el centro del teatro, hacia un grupo de hombre, deducí que eran compañeros de empresa de mi padre. Saludé a todos y luego me retiré discretamente sin que mis padres se dieran cuenta, con un poco de suerte encontraria un palco vacío arriba del todo, me encerraría allí y así la noche acabaría más rápido. Pero la planta superior estaba abarrotada del todo, sin embargo en la primera planta uno de los palcos cercanos al escenario estaba vacío, me metí apresuradamente y respiré hondo. Misión cumplida, solo debía colgar un cartelito de ocupado cuando bajara a por comida y ya tendría la intimidad asegurada.
Poco me duró la intimidad, mis padres me localizaron y obligaron a sacar una vena sociable (por llamarla de algun modo), la cual no tenía ganas de salir, así que el panorama pintaba oscuro. Acabé en un palco de la primera planta con una copa con coca cola, en un grupo de mujeres, al cual ignoraba con todas mis fuerzas, dicen que los cotilleos matan neuronas, y yo debía conservarlas todas para ser escritora, ya que con esto se pierden más todavía.
Muy aburrida miré hacia abajo, mi padre estaba metido en una conversación interesante sobre la expansión de la empresa, hablaba con un hombre que no había visto jamás, pero lo que captó mi atención fue un chico que estaba al lado del compañero de mi padre, se me cortó la respiración para luego acelerarse como nunca.

¡¿Quién era ese chico?!

lunes, 30 de marzo de 2009

...16

A partir de ese día fue un desastre, este chico no era como lo imaginaba, me hubiera gustado recuperar mi primer beso, pero era imposible. Duramos justo un mes aguantando a duras penas.

Pese a todo este chico no me marcó la vida, pasó por ella sin hacer ruído y no me costó nada que desapareciera de ella, realmente nunca lo había querido, ahora lo sabía, y él lo había sabido siempre pero le dio igual, solo quería una chica con la que pasar el rato. Triste y ridículo, pero me lo tenía merecido por obedecer un impulso y no pensar.

Estaba decidida, mi vida debía cambiar si quería que fuera una buena vida, tenía que acabar el curso y pasar a primero de bachillerato con los demás, si me encerraba en mi misma no llegaría a ninguna parte.
Desde ese día a mediados de febrero mi vida cambió, poco a poco mis notas volvieron a llegar al suficiente, iba levantado cabeza, hablaba de nuevo con las amigas, sonreía al fin.
Creo que a raíz de todo eso, escarmenté. Dejé de lado los chat y en general internet, solo me traía problemas. Empecé una historia la cual estaba destinada a acabarla, hacía mucho que le daba vueltas a esa sensación de que alguien se estuviera preocupando por mí, sentía que quería ayudarme. Tenía la sensación de estar inventándolo, pero era una buena idea para una historia, iba a ser muy bonita, y esta sí que sería capaz de acabarla.
Claro está, como si fuese ya una tradición, me corté mi larga melena como si con ello cortara la parte de mi vida que quería dejar atrás. El pelo que antes me llegaba por la mitad de mi espalda, ahora apenas rozaba mis hombros. Me sentía nueva, había nacido una Karen diferente que plantaría cara al mundo de otra forma, nadie volvería a entrar en mi vida a hacerme daño. Lo que no podía controlar era la sensación de soledad y de estar rodeada de oscuridad... Nadie estaba a mi lado, ni siquiera mis padres, tan distantes y fríos, siempre peleando. Mis amigos parecían observarme a distancia, como si estuviese en una burbuja. ¿Por qué estaba tan sola?

Los días parecían correr, como las hojas en otoño impulsadas por el viento. Ya estábamos a principios de abril, empezaba a hacer buen tiempo, la temperatura tibia de la calle invitaba a salir a pasear. Mi padre llevaba varios días hablando de una gran cena de empresa que tendría, a la cual se asistía con toda la familia. Era una cena de etiqueta, como la de las películas, se iba a celebrar en un teatro muy elegante, quitarían todas las butacas del patio de butacas para poner las mesas, y estarían todos los palcos abiertos para que los asistentes pudieran sentarse o pasear, también para tener conversaciones en privado, por supuesto todos los salones interiores también se abrirían. Prometía ser una cena de las que no se olvidan, la única pega... era el día de mi 17 cumpleaños...

sábado, 28 de marzo de 2009

...15

ACTO 1

2º trimestre. Karen

Las primeras semanas de enero pasaron tan lentas que con cada segundo moría. ¿Realmente se habría ido? Era tan tonta que me negaba a creer que si no se conectaba era porque me había eliminado, no podía ser tan fácil, todo era demasiado intenso para eso, para ese final tan simple. ¿Dónde se había ido el Adam que me aceleraba el corazón?
Tardé mucho en borrarlo del msn, me costó lágrimas, fuerza de voluntad y valentía. Ya no escribiría más nicks con indirectas por si solo me tenía sin admisión.
Al final me pudo el orgullo, me había estado arrastrando detrás de él desde que lo vi, y encima se había llevado la imagen del protagonista de mi libro favorito. Desde ese momento recé por no volver a cruzarme con él (y eso que de religiosa nada), que equivocada estaba...
Mis notas no iban mejorando precisamente, había perdido todo ánimo, el asiento vacío a mi derecha me agobiaba. En clase mayormente me dedicaba a escribir, escenas cargadas de magia y misterio, con escenarios preciosos, vivir en ese mundo era cómodo, era mi método para protegerme.
Sin embargo, a raiz de Nochebuena sentía una sensación de compresión extraña, alguien deseaba sacarme de la oscuridad. Todo eso estaba bien, pero todo eran sueños que me fastidiaban al despertar. Me sentía sola por el simple hecho de que esa persona no existiera, la única que quería ayudarme.

A los pocos días de volver al instituto, concretamente el 12 de enero, Juan empezó a hablar conmigo por el msn de una manera un tanto diferente:
- No sé cómo decírtelo princesa, es que no te lo creerás – su forma de hablar me parecia poco normal para lo habitual, no me hacía mucha ilusión que me llamara princesa.
- Prueba, últimamente ya me lo creo todo.
- Me gustas muchísimo, ¿sadrías conmigo?
Juan no era el niño más fino del mundo, pero esa frase había procurado escribirla bien. Hacía poco había llegado a la conclusión de que todo se arreglaría teniendo novio, además sentía algo especial por Juan, aunque no era amor, aun así ni me paré a pensarlo bien. Me tiré en sus brazos, creía que esos eran los brazos que me ayudaban en mi sueños.
- Claro que sí, jeje – le puse todo el ánimo y la felicidad que pude, pero debió ser más, parecía que no me hacía ilusión. Debí parecerle la más spsa del mundo, pero no daba para más.

Mi vida podía resumirse en suspiros e historias, ya no sabía ni como escapar, ni siquiera comprendía de lo que necesitaba huir. Me ahogaba sin remedio.
Todos los proyectos de historias iban a la basura, cada vez que hacía eso Will rabiaba, decía que eran buenas historias y que debía seguirlas, pero a mí no me convencía ninguna.
Cualquiera hubiera pensado que Will siempre había sido mi salvador, pero no era esa persona que esperaba con tantas ansias. Juan tampoco lo era, pude comprobarlo la primera vez que quedamos, a pesar de todo no fue un mal día. Íbamos con amigos, no había intimidad pero se encargó de crearla. Fuimos a una tetería, fue el más dulce del mundo conmigo, a pesar de todo jamás había tenido novio y estaba nerviosa. La despedida fue un pico, simple pero contundente para mí.
Después de eso mi vida esos pocos días se hizo más llevadera hasta quedar por segunda vez. Dimos un paseo y chispeaba... Nos sentamos en una placita muy escondida y solitaria del centro, me rodeaba con un brazo, y cuando menos me lo esperaba me besó. Mi primer beso, el estómago me daba vueltas, era una sensación agradable. ¿Dónde estaba la magia? No la sentía por ninguna parte, era decepcionante...

jueves, 8 de enero de 2009

...14

Esa noche hablaba con Al y no me creía que eso me hubiese pasado a mi.
Pero había algo raro, y es que yo le gustaba a ella, pero no tenía claro que ella me gustase a mí.
Sin embargo el hecho de que fuese la primera chica que me besó, hizo que no me plantease en serio si la quería o no de verdad y que me dejase llevar y fuésemos algo, algo que nunca llegamos a especificar…

A pesar de ser la primera nochevieja con novia no fue nada especial, la cena fue de lo más aburrida. Una noche más con la familia, deseaba estar en todos sitios menos allí, era una forma de empezar un año que no le deseo a nadie.
Después de las 12 pensé en llamar a Alicia, las líneas estaban colapsadas, así que esperé a que me llamara ella. No llamó...
¿Era lo correcto que saliéramos? No lo sé, pero la silueta de la chica confusa me hacía olvidar a Alicia, para ser algo imaginario empezaba a resultarme bastante real. Quería ayudarla a salir de todo lo que estaba pasando ya, que fuera feliz.
Menudo año me esperaba por delante, no podía ni imaginarlo.

Esa noche volví a mi casa antes que mis padres, y decidí ponerme a tocar la guitarra.
Mientras lo hacia se me venían a la cabeza pensamientos sobre la chica de mi sueño, y mientras pensaba en ella me salían solas unas notas que me gustaron, representaban justo lo que sentía por esa chica. Entonces, se me ocurrió ponerle a la canción el nombre de esa chica, pero no tenia ninguno.
Sin saber por qué, se me antojo que por ser una chica tan especial, tan diferente, podría llamarla mi Rosa Negra, Black Rose; y así llame también a la canción, a la cual le puse una dedicatoria, que iría dirigida a mi Rosa Negra, que seria la chica mi sueño, si es que existe de verdad, o a la chica que fuese capaz de hacerme sentir lo mismo que sentir en el sueño de hace unos días…

Los primeros días saliendo con Alicia eran totalmente nuevos para mí, pero había algo que no encajaba, no dejaba de preguntarme si yo la quería o era solo que me hacía ilusión tener novia. No lo sé, intentaba hacer que todo pareciese normal, cosa que no me costó mucho porque nunca he hablado de mis problemas y me lo he guardado todo para mí, así que para todo el mundo todo estaba bien, normal.
Pero en mi interior todo era confusión, ¿cómo podía querer yo a Alicia si no hacía nada más que soñar y pensar en la chica de mis sueños? Eso me hacía sentir culpable, pero era algo que no podía controlar.
Cuando salía con ella, todo era normal, no había amor ni magia por ningún lado, todo era frio, casi mecánico. En ningún momento teníamos intimidad, siempre había alguien a nuestro alrededor, pero nosotros tampoco buscábamos esa intimidad.
Visto desde fuera, se veía claro que esa relación era algo que no tenía futuro, no había ese algo que une a las parejas, y con quien más unido me sentía, era con esa misteriosa chica que no dejaba de visitarme por las noches en mis sueños y a la cual estaba loco por poder ver aunque solo fuese fruto de mi imaginación.