lunes, 30 de marzo de 2009

...16

A partir de ese día fue un desastre, este chico no era como lo imaginaba, me hubiera gustado recuperar mi primer beso, pero era imposible. Duramos justo un mes aguantando a duras penas.

Pese a todo este chico no me marcó la vida, pasó por ella sin hacer ruído y no me costó nada que desapareciera de ella, realmente nunca lo había querido, ahora lo sabía, y él lo había sabido siempre pero le dio igual, solo quería una chica con la que pasar el rato. Triste y ridículo, pero me lo tenía merecido por obedecer un impulso y no pensar.

Estaba decidida, mi vida debía cambiar si quería que fuera una buena vida, tenía que acabar el curso y pasar a primero de bachillerato con los demás, si me encerraba en mi misma no llegaría a ninguna parte.
Desde ese día a mediados de febrero mi vida cambió, poco a poco mis notas volvieron a llegar al suficiente, iba levantado cabeza, hablaba de nuevo con las amigas, sonreía al fin.
Creo que a raíz de todo eso, escarmenté. Dejé de lado los chat y en general internet, solo me traía problemas. Empecé una historia la cual estaba destinada a acabarla, hacía mucho que le daba vueltas a esa sensación de que alguien se estuviera preocupando por mí, sentía que quería ayudarme. Tenía la sensación de estar inventándolo, pero era una buena idea para una historia, iba a ser muy bonita, y esta sí que sería capaz de acabarla.
Claro está, como si fuese ya una tradición, me corté mi larga melena como si con ello cortara la parte de mi vida que quería dejar atrás. El pelo que antes me llegaba por la mitad de mi espalda, ahora apenas rozaba mis hombros. Me sentía nueva, había nacido una Karen diferente que plantaría cara al mundo de otra forma, nadie volvería a entrar en mi vida a hacerme daño. Lo que no podía controlar era la sensación de soledad y de estar rodeada de oscuridad... Nadie estaba a mi lado, ni siquiera mis padres, tan distantes y fríos, siempre peleando. Mis amigos parecían observarme a distancia, como si estuviese en una burbuja. ¿Por qué estaba tan sola?

Los días parecían correr, como las hojas en otoño impulsadas por el viento. Ya estábamos a principios de abril, empezaba a hacer buen tiempo, la temperatura tibia de la calle invitaba a salir a pasear. Mi padre llevaba varios días hablando de una gran cena de empresa que tendría, a la cual se asistía con toda la familia. Era una cena de etiqueta, como la de las películas, se iba a celebrar en un teatro muy elegante, quitarían todas las butacas del patio de butacas para poner las mesas, y estarían todos los palcos abiertos para que los asistentes pudieran sentarse o pasear, también para tener conversaciones en privado, por supuesto todos los salones interiores también se abrirían. Prometía ser una cena de las que no se olvidan, la única pega... era el día de mi 17 cumpleaños...

sábado, 28 de marzo de 2009

...15

ACTO 1

2º trimestre. Karen

Las primeras semanas de enero pasaron tan lentas que con cada segundo moría. ¿Realmente se habría ido? Era tan tonta que me negaba a creer que si no se conectaba era porque me había eliminado, no podía ser tan fácil, todo era demasiado intenso para eso, para ese final tan simple. ¿Dónde se había ido el Adam que me aceleraba el corazón?
Tardé mucho en borrarlo del msn, me costó lágrimas, fuerza de voluntad y valentía. Ya no escribiría más nicks con indirectas por si solo me tenía sin admisión.
Al final me pudo el orgullo, me había estado arrastrando detrás de él desde que lo vi, y encima se había llevado la imagen del protagonista de mi libro favorito. Desde ese momento recé por no volver a cruzarme con él (y eso que de religiosa nada), que equivocada estaba...
Mis notas no iban mejorando precisamente, había perdido todo ánimo, el asiento vacío a mi derecha me agobiaba. En clase mayormente me dedicaba a escribir, escenas cargadas de magia y misterio, con escenarios preciosos, vivir en ese mundo era cómodo, era mi método para protegerme.
Sin embargo, a raiz de Nochebuena sentía una sensación de compresión extraña, alguien deseaba sacarme de la oscuridad. Todo eso estaba bien, pero todo eran sueños que me fastidiaban al despertar. Me sentía sola por el simple hecho de que esa persona no existiera, la única que quería ayudarme.

A los pocos días de volver al instituto, concretamente el 12 de enero, Juan empezó a hablar conmigo por el msn de una manera un tanto diferente:
- No sé cómo decírtelo princesa, es que no te lo creerás – su forma de hablar me parecia poco normal para lo habitual, no me hacía mucha ilusión que me llamara princesa.
- Prueba, últimamente ya me lo creo todo.
- Me gustas muchísimo, ¿sadrías conmigo?
Juan no era el niño más fino del mundo, pero esa frase había procurado escribirla bien. Hacía poco había llegado a la conclusión de que todo se arreglaría teniendo novio, además sentía algo especial por Juan, aunque no era amor, aun así ni me paré a pensarlo bien. Me tiré en sus brazos, creía que esos eran los brazos que me ayudaban en mi sueños.
- Claro que sí, jeje – le puse todo el ánimo y la felicidad que pude, pero debió ser más, parecía que no me hacía ilusión. Debí parecerle la más spsa del mundo, pero no daba para más.

Mi vida podía resumirse en suspiros e historias, ya no sabía ni como escapar, ni siquiera comprendía de lo que necesitaba huir. Me ahogaba sin remedio.
Todos los proyectos de historias iban a la basura, cada vez que hacía eso Will rabiaba, decía que eran buenas historias y que debía seguirlas, pero a mí no me convencía ninguna.
Cualquiera hubiera pensado que Will siempre había sido mi salvador, pero no era esa persona que esperaba con tantas ansias. Juan tampoco lo era, pude comprobarlo la primera vez que quedamos, a pesar de todo no fue un mal día. Íbamos con amigos, no había intimidad pero se encargó de crearla. Fuimos a una tetería, fue el más dulce del mundo conmigo, a pesar de todo jamás había tenido novio y estaba nerviosa. La despedida fue un pico, simple pero contundente para mí.
Después de eso mi vida esos pocos días se hizo más llevadera hasta quedar por segunda vez. Dimos un paseo y chispeaba... Nos sentamos en una placita muy escondida y solitaria del centro, me rodeaba con un brazo, y cuando menos me lo esperaba me besó. Mi primer beso, el estómago me daba vueltas, era una sensación agradable. ¿Dónde estaba la magia? No la sentía por ninguna parte, era decepcionante...